¿Y si no voy?
- Rodrigo Romero
- 13 sept 2024
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 17 oct 2024
¿Debería aplicarse siempre el límite de faltas? ¿Realmente puedo aprobar un curso sin asistir? ¿Las academias están reemplazando a las clases? Estas son algunas interrogantes que se pueden plantear acerca del límite de faltas y este artículo tiene el objetivo de abordarlas.
Escribe: Rodrigo Romero

Como ya es conocido en la comunidad UP, hasta hace unos años existía una regla vigente en todos los cursos, la cual establecía que, en caso un alumno no asistiera a por lo menos el 30% de las clases, no tendría derecho a rendir el examen final. Si bien esta regla no se ha eliminado completamente de la Universidad, son contados los cursos en los que aún se aplica, pues en la mayoría ya se prescindió de esta norma.
Lo cierto es que suelen darse casos de alumnos que, acogiéndose a esta regla, no atienden a las clases. Sería complicado plantear una única razón de que esto ocurra ya que cada alumno es un caso particular, pero quizás un factor muy influyente sea la variedad de opciones existentes para el aprendizaje. No es un secreto que alrededor de la Universidad existen múltiples academias que suelen resultar muy útiles para los estudiantes a tal grado que las consideran suficientes para obtener buenos resultados y, por ende, optan por no asistir a las clases regulares. Ello sin mencionar la inmensa cantidad de información disponible en Internet o repositorios de la Universidad acerca de los mismos temas tratados en el salón de clases; muchas veces con una estrategia didáctica distinta que sí favorece en mayor medida el aprendizaje del estudiante.
Uno podría argumentar que la no aplicación de esta regla trajo consigo ciertos aspectos negativos. Resulta extraño imaginar a un estudiante que, a pesar de que no se presentó a una sola clase, haya aprobado el curso; con la ausencia del límite de faltas, ese escenario es posible. A partir de ello, muchos otros estudiantes podrían cuestionarse si realmente es indispensable dedicar casi dos horas de su tiempo en asistir a clases, cuando a pesar de no hacerlo, pueden aprobar. Si todos llegaran a esa conclusión, el resultado directo sería una gran cantidad de salones vacíos. ¿El indirecto? Podrá sonar algo remoto, pero no sería imposible que algunos padres empiecen a cuestionarse si realmente vale la pena invertir en educación universitaria cuando su hijo puede aprender sin recurrir a ella.
Aún así, difícilmente se pueda hacer algo para retomar esta regla. Además, hay que tener en cuenta que muchos estudiantes, sobre todo de ciclos avanzados, realizan actividades adicionales a la Universidad que consumen cantidades grandes de su tiempo como, por ejemplo, trabajar. Esto genera que se les complique asistir a las clases, por lo que el retorno del límite de faltas supondría una problemática enorme para ellos.
Finalmente, es preciso resaltar que aunque esta regla no se aplique en tus cursos, existen varios docentes que tienen muy en cuenta este detalle. Muchos de ellos incluyen la participación como componente fundamental de la calificación final, e incluso aquellos que no lo hacen, muy probablemente tengan presente quiénes asistieron regularmente a las clases al momento de calificar.
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